EL VALOR DE LA URBANIDAD
En
siglos anteriores se escribían libros enteros sobre los buenos y los
malos modales. Sus reglas eran tantas y tan complicadas que la gente se
confundía y vivía temerosa de cometer faltas de educación. Hoy todo es
mucho más sencillo y se resume en dos palabras: cuidado y cortesía.
El cuidado consiste en considerar nuestra dignidad como personas y la
dignidad de las demás. Eso significa mantener un excelente aspecto
personal, procurar que nuestra ropa esté limpia, que nuestro lenguaje
sea correcto y cordial. También consiste en dedicar atención a los
aspectos más comunes de conducta en la casa y la escuela: comer con
limpieza, esperar nuestro turno en la fila, saludar a maestros y
compañeros y mantener nuestras cosas en orden. No se trata de que haga
las cosas a fuerzas, sino de que demuestres a los demás que tienes
consideración por ellos y que esperas una consideración semejante. Ser
amable es tener pequeñas expresiones de amor para que la gente te ame.
La cortesía consiste en dar un poco más de lo que marcan nuestras obligaciones para que la vida sea más grata: cederle el paso a otras personas, ofrecerle nuestro lugar a un anciano, decir “con permiso” cuando nos cruzamos en el camino de alguien, ofrecerle una sonrisa a los demás y resolver con paciencia y corrección los pequeños problemas que se presentan todos los días cuando convivimos en la sala de la casa, la estación del metro o el centro deportivo. Cada uno de estos pequeños detalles nos ayuda a hacer del mundo una gran casa ordenada y limpia en la que todos nos sentiremos a gusto. La oportunidad de embellecer esa casa está en tus manos. Empieza hoy mismo, por favor.
La cortesía consiste en dar un poco más de lo que marcan nuestras obligaciones para que la vida sea más grata: cederle el paso a otras personas, ofrecerle nuestro lugar a un anciano, decir “con permiso” cuando nos cruzamos en el camino de alguien, ofrecerle una sonrisa a los demás y resolver con paciencia y corrección los pequeños problemas que se presentan todos los días cuando convivimos en la sala de la casa, la estación del metro o el centro deportivo. Cada uno de estos pequeños detalles nos ayuda a hacer del mundo una gran casa ordenada y limpia en la que todos nos sentiremos a gusto. La oportunidad de embellecer esa casa está en tus manos. Empieza hoy mismo, por favor.
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