CONOCER Y PRACTICAR LAS REGLAS DE URBANIDAD

El conocimiento de estas reglas es importante porque la sociedad crece cada vez más, y justamente por el crecimiento social es no sólo importante sino determinante llevarlas a la práctica. Estas reglas buscan el buen trato entre personas y el de estas a su ambiente; por ello, el comportamiento ético y cívico debe darse en todas las esferas de las relaciones personales: en la fe, se conoce como deberes para con Dios como ser: el respeto al templo, asistir a misa o celebraciones propias de cada religión; en el trabajo, el buen trato genera mayor rendimiento en las tareas; en la escuela, el aprendizaje es más fácil cuando entre compañeros y profesores hay armonía, consideración, también el cuidado a la infraestructura, los muebles, los útiles; en la pareja, no sólo el amor o el cariño es importante, sino el respeto al otro, la consideración; en la familia, amar, respetar, obedecer a los padres, amarse y ayudarse entre hermanos, a todos los demás miembros de ella le debemos amor y respeto, y todo está regido por las normas de urbanidad.
Con la naturaleza, el ambiente en que vivimos debemos cuidar, entre todos, porque el constante crecimiento poblacional nos lleva a alterar la naturaleza generando en muchos casos de superpoblación un ambiente insalubre y contaminado que a la larga trae consecuencias nocivas para todo ser vivo que habite en él. Por todo esto se afirma que la práctica de las reglas de urbanidad refleja nuestra educación.
Estas reglas nos enseñan a ser metódicos y exactos en el cumplimiento de nuestros deberes sociales; a ser atentos, respetuosos, afables y tolerantes con los demás; nos hace dignos y merecedores del aprecio en general. En fin, con la práctica de estas reglas una persona llega a ser decente en sus actos, aunque sea pobre y poco instruida.El conocimiento de estas reglas es importante porque la sociedad crece cada vez más, y justamente por el crecimiento social es no sólo importante sino determinante llevarlas a la práctica. Estas reglas buscan el buen trato entre personas y el de estas a su ambiente; por ello, el comportamiento ético y cívico debe darse en todas las esferas de las relaciones personales: en la fe, se conoce como deberes para con Dios como ser: el respeto al templo, asistir a misa o celebraciones propias de cada religión; en el trabajo, el buen trato genera mayor rendimiento en las tareas; en la escuela, el aprendizaje es más fácil cuando entre compañeros y profesores hay armonía, consideración, también el cuidado a la infraestructura, los muebles, los útiles; en la pareja, no sólo el amor o el cariño es importante, sino el respeto al otro, la consideración; en la familia, amar, respetar, obedecer a los padres, amarse y ayudarse entre hermanos, a todos los demás miembros de ella le debemos amor y respeto, y todo está regido por las normas de urbanidad.
Con la naturaleza, el ambiente en que vivimos debemos cuidar, entre todos, porque el constante crecimiento poblacional nos lleva a alterar la naturaleza generando en muchos casos de superpoblación un ambiente insalubre y contaminado que a la larga trae consecuencias nocivas para todo ser vivo que habite en él. Por todo esto se afirma que la práctica de las reglas de urbanidad refleja nuestra educación.
Estas reglas nos enseñan a ser metódicos y exactos en el cumplimiento de nuestros deberes sociales; a ser atentos, respetuosos, afables y tolerantes con los demás; nos hace dignos y merecedores del aprecio en general. En fin, con la práctica de estas reglas una persona llega a ser decente en sus actos, aunque sea pobre y poco instruida.
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