martes, 31 de mayo de 2016

PRINCIPIOS BÁSICOS DE URBANIDAD

PRINCIPIOS BÁSICOS DE URBANIDAD
Principios básicos de urbanidad:
  • Respetar al otro como un otro: su carácter, su amor propio, sus opiniones, inclinaciones, caprichos, costumbres, etc., aunque las consideremos defectos. El respeto da un paso más que la tolerancia.Tres monos
  • Escuchar, más que hablar: descubrir quién es el otro, qué quiere, qué piensa. No dirigirse a él como si fuera una proyección de nosotros. Hablar sin descanso es una descortesía hacia los demás, y además revela cierto egoísmo.
  • Comprender, antes que juzgar: no odiar al otro ni hablar mal de él ante otros por lo que creemos que son sus defectos. Siempre es mejor preguntarse: ¿qué hace que la persona que nos molesta actúe de la forma en qué lo hace? Así, será más fácil que comprendamos y más difícil que odiemos.
  • Pensar antes de actuar o de hablar: elegir siempre la mejor oportunidad, no ser imprudente. Evitar palabras molestas, observaciones poco delicadas, descorteses o demasiado personales.
  • Ser discreto: no hacer preguntas que nos hagan parecer excesivamente curiosos, ni divulgar los secretos que otros nos han confiado. De lo contrario, nos ganaremos que nadie confíe en nosotros.
  • Adecuar el discurso a los conocimientos del otro: evitar hacer comentarios sobre historia, ciencia, cultura o arte cuando no se conoce el grado de conocimiento de las personas que escuchan.
  • Adecuar el discurso a la situación del otro: percibir cuál es su estado anímico y, según eso, decir lo que sea apropiado.
  • Tratar a los demás como nos gustaría ser tratados.
En cuanto a nuestra educación como padres, es lógico que para que las personas cumplan con su misión por completo, deben ser educadas desde la infancia con las más elementales reglas de urbanidad. Por eso se dice que la educación nace en la cuna.
Desde que el bebé tiene primer contacto al nacer con sus padres y familiares, comienza la educación. Por eso los padres deben tomar como primeras normas de educación los siguientes puntos:
Principios básicos de urbanidad:
  • Respetar al otro como un otro: su carácter, su amor propio, sus opiniones, inclinaciones, caprichos, costumbres, etc., aunque las consideremos defectos. El respeto da un paso más que la tolerancia.Tres monos
  • Escuchar, más que hablar: descubrir quién es el otro, qué quiere, qué piensa. No dirigirse a él como si fuera una proyección de nosotros. Hablar sin descanso es una descortesía hacia los demás, y además revela cierto egoísmo.
  • Comprender, antes que juzgar: no odiar al otro ni hablar mal de él ante otros por lo que creemos que son sus defectos. Siempre es mejor preguntarse: ¿qué hace que la persona que nos molesta actúe de la forma en qué lo hace? Así, será más fácil que comprendamos y más difícil que odiemos.
  • Pensar antes de actuar o de hablar: elegir siempre la mejor oportunidad, no ser imprudente. Evitar palabras molestas, observaciones poco delicadas, descorteses o demasiado personales.
  • Ser discreto: no hacer preguntas que nos hagan parecer excesivamente curiosos, ni divulgar los secretos que otros nos han confiado. De lo contrario, nos ganaremos que nadie confíe en nosotros.
  • Adecuar el discurso a los conocimientos del otro: evitar hacer comentarios sobre historia, ciencia, cultura o arte cuando no se conoce el grado de conocimiento de las personas que escuchan.
  • Adecuar el discurso a la situación del otro: percibir cuál es su estado anímico y, según eso, decir lo que sea apropiado.
  • Tratar a los demás como nos gustaría ser tratados.
En cuanto a nuestra educación como padres, es lógico que para que las personas cumplan con su misión por completo, deben ser educadas desde la infancia con las más elementales reglas de urbanidad. Por eso se dice que la educación nace en la cuna.
Desde que el bebé tiene primer contacto al nacer con sus padres y familiares, comienza la educación. Por eso los padres deben tomar como primeras normas de educación los siguientes puntos:

CONDUCTAS DE LAS REGLAS DE URBANIDAD

CONDUCTAS DE LAS REGLAS DE URBANIDAD 
 
*REGLAS DE URBANIDAD EN LA ESCUELA
11.     Saludas al entrar al salón de clases.
22.      Pides permiso al entrar al salón de clases.
33.       Levantas la mano para pedir la palabra.
44.       Pides las cosas por favor.
55.       Das las gracias cuando algo lo amerita.
66.       Evitas gritar en el salón de clases.
77.       Evitas pelear con tus compañeros.
88.       Si por accidente avientas a alguien, le das una disculpa.
99.       Conservas y contribuyes a que esté limpio el salón de clases.
110.   Si no hay más asientos en mi salón de clases le cedes el tuyo
a alguna niña o a alguna persona mayor.
111.   Escuchas con atención cuando alguien, ya sea alumno(a) o
Maestro (a) está hablando, dando una opinión, exponiendo
una clase, etc.
112.   Evitas poner apodos y llamas a tus compañeros  por su nombre.
113.   Evitas burlarte de los demás.
114.   Evitas decir groserías.
115.   Eres amable con tus compañeros y maestros.
116.   Asistes aseado a la escuela.
117.   Te cubres la boca y/o nariz  al bostezar,estornudar, repetir o al toser.
118.   Evitas picarte la nariz en público.
119.   Pones tu celular en silencio cuando entras al salón de clases, evitando
 interrumpir clase.
220.   Si traes gorra te la quitas dentro del salón de clases.

CONOCER Y PRACTICAR LAS REGLAS DE URBANIDAD

CONOCER Y PRACTICAR LAS REGLAS DE URBANIDAD
 
 
El conocimiento de estas reglas es importante porque la sociedad crece cada vez más, y justamente por el crecimiento social es no sólo importante sino “determinante” llevarlas a la práctica. Estas reglas buscan el buen trato entre personas y el de estas a su ambiente; por ello, el comportamiento ético y cívico debe darse en todas las esferas de las relaciones personales: en la fe, se conoce como “deberes para con Dios” como ser: el respeto al templo, asistir a misa o celebraciones propias de cada religión; en el trabajo, el buen trato genera mayor rendimiento en las tareas; en la escuela, el aprendizaje es más fácil cuando entre compañeros y profesores hay armonía, consideración, también el cuidado a la infraestructura, los muebles, los útiles; en la pareja, no sólo el amor o el cariño es importante, sino el respeto al otro, la consideración; en la familia, amar, respetar, obedecer a los padres, amarse y ayudarse entre hermanos, a todos los demás miembros de ella le debemos amor y respeto, y todo está regido por las normas de urbanidad.

Con la naturaleza, el ambiente en que vivimos debemos cuidar, entre todos, porque el constante crecimiento poblacional nos lleva a alterar la naturaleza generando en muchos casos de superpoblación un ambiente insalubre y contaminado que a la larga trae consecuencias nocivas para todo ser vivo que habite en él. Por todo esto se afirma que la práctica de las reglas de urbanidad refleja nuestra educación.

Estas reglas nos enseñan a ser metódicos y exactos en el cumplimiento de nuestros deberes sociales; a ser atentos, respetuosos, afables y tolerantes con los demás; nos hace dignos y merecedores del aprecio en general. En fin, con la práctica de estas reglas una persona llega a ser decente en sus actos, aunque sea pobre y poco instruida.El conocimiento de estas reglas es importante porque la sociedad crece cada vez más, y justamente por el crecimiento social es no sólo importante sino “determinante” llevarlas a la práctica. Estas reglas buscan el buen trato entre personas y el de estas a su ambiente; por ello, el comportamiento ético y cívico debe darse en todas las esferas de las relaciones personales: en la fe, se conoce como “deberes para con Dios” como ser: el respeto al templo, asistir a misa o celebraciones propias de cada religión; en el trabajo, el buen trato genera mayor rendimiento en las tareas; en la escuela, el aprendizaje es más fácil cuando entre compañeros y profesores hay armonía, consideración, también el cuidado a la infraestructura, los muebles, los útiles; en la pareja, no sólo el amor o el cariño es importante, sino el respeto al otro, la consideración; en la familia, amar, respetar, obedecer a los padres, amarse y ayudarse entre hermanos, a todos los demás miembros de ella le debemos amor y respeto, y todo está regido por las normas de urbanidad.

Con la naturaleza, el ambiente en que vivimos debemos cuidar, entre todos, porque el constante crecimiento poblacional nos lleva a alterar la naturaleza generando en muchos casos de superpoblación un ambiente insalubre y contaminado que a la larga trae consecuencias nocivas para todo ser vivo que habite en él. Por todo esto se afirma que la práctica de las reglas de urbanidad refleja nuestra educación.

Estas reglas nos enseñan a ser metódicos y exactos en el cumplimiento de nuestros deberes sociales; a ser atentos, respetuosos, afables y tolerantes con los demás; nos hace dignos y merecedores del aprecio en general. En fin, con la práctica de estas reglas una persona llega a ser decente en sus actos, aunque sea pobre y poco instruida.

lunes, 23 de mayo de 2016

CARACTERÍSTICAS DE LA URBANIDAD

CARACTERÍSTICAS DE LA URBANIDAD
Las normas de urbanidad sirven para regular el comportamiento de las personas y así, garantizar una mejor convivencia en la sociedad. Por eso, es muy importante que las tengas muy en cuenta a la hora de actuar y relacionarte con otros ya que aplicándolas construyes vínculos duraderos y respetuosos. 
Aquí te compartimos diez normas básicas que debes considerar y aplicar en todo momento: 
  • Saluda y despídete al entrar y salir de un lugar, especialmente, si se trata de tu oficina o de un sitio en el que conozcas a varias personas.
  • Evita gritar o hablar demasiado alto en lugares públicos como bibliotecas, restaurantes o iglesias.
  • No estornudes ni tosas encima de otras personas. Para estos casos, la mejor opción es utilizar un pañuelo de tela o papel.
  • Mientras estás en la mesa procura no hablar con la boca llena ni hacer ruidos al masticar los alimentos. Tampoco apoyes los codos en el comedor.
  • Respeta el carácter, las opiniones y las costumbres de otras personas y no hagas referencia a ellas de modo despectivo.
  • Escucha atentamente a otros cuando te hablan y no los interrumpas.
  • Piensa antes de hablar evitando hacer comentarios que puedan molestar a otras personas. Esto implica ser prudente y no divulgar los secretos que te cuentan ni hacer demasiadas preguntas sobre temas personales.
  • Procura que el vocabulario que uses al dirigirte a otros sea siempre respetuoso. Evita emplear malas palabras, sobre todo, cuando te sientas irritada.
  • Sonríe en cada oportunidad que tengas. Una sonrisa tiene una influencia positiva en ti y en los demás. También, contribuye a que tengas una mejor relación con ellos.
  • Evita hacer comparaciones de cualquier tipo ya que puedes herir los sentimientos de otros y afectar su autoestima. 
Recuerda que la clave para tener una mejor convivencia en tu vida diaria es tratar a los demás como quieres que te traten.
Las normas de urbanidad sirven para regular el comportamiento de las personas y así, garantizar una mejor convivencia en la sociedad. Por eso, es muy importante que las tengas muy en cuenta a la hora de actuar y relacionarte con otros ya que aplicándolas construyes vínculos duraderos y respetuosos. 
Aquí te compartimos diez normas básicas que debes considerar y aplicar en todo momento: 


EL VALOR DE LA URBANIDAD

EL VALOR DE LA URBANIDAD
En siglos anteriores se escribían libros enteros sobre los buenos y los malos modales. Sus reglas eran tantas y tan complicadas que la gente se confundía y vivía temerosa de cometer faltas de educación. Hoy todo es mucho más sencillo y se resume en dos palabras: cuidado y cortesía. El cuidado consiste en considerar nuestra dignidad como personas y la dignidad de las demás. Eso significa mantener un excelente aspecto personal, procurar que nuestra ropa esté limpia, que nuestro lenguaje sea correcto y cordial. También consiste en dedicar atención a los aspectos más comunes de conducta en la casa y la escuela: comer con limpieza, esperar nuestro turno en la fila, saludar a maestros y compañeros y mantener nuestras cosas en orden. No se trata de que haga las cosas a fuerzas, sino de que demuestres a los demás que tienes consideración por ellos y que esperas una consideración semejante. Ser amable es tener pequeñas expresiones de amor para que la gente te ame.
La cortesía consiste en dar un poco más de lo que marcan nuestras obligaciones para que la vida sea más grata: cederle el paso a otras personas, ofrecerle nuestro lugar a un anciano, decir “con permiso” cuando nos cruzamos en el camino de alguien, ofrecerle una sonrisa a los demás y resolver con paciencia y corrección los pequeños problemas que se presentan todos los días cuando convivimos en la sala de la casa, la estación del metro o el centro deportivo. Cada uno de estos pequeños detalles nos ayuda a hacer del mundo una gran casa ordenada y limpia en la que todos nos sentiremos a gusto. La oportunidad de embellecer esa casa está en tus manos. Empieza hoy mismo, por favor.

 

URBANIDAD

URBANIDAD

Según el diccionario de la Real Academia Española la urbanidad es: cortesía, comedimiento, atención y buen modo. El diccionario de la RAE resume, 00008 perfectamente, en cuatro términos todo lo que nos lleva a tener una mejor convivencia con los demás. Del latín urbanitas (urbanitatis) la urbanidad son una serie de pautas de comportamiento que se deben cumplir y acatar para lograr una mejor relación con las personas con las que convivimos y nos relacionamos.
Recordar la palabra urbanidad no tiene porque llevarnos a viejos y estirados manuales donde se daban e imponían estrictas normas de comportamiento totalmente inadecuadas, en su mayoría, a los tiempos actuales. Esa rigidez e intransigencia en la educación ha creado un cierto “halo” negativo a la palabra urbanidad.
Cualquier sociedad cuenta con unas normas de comportamiento, no escritas en la mayor parte de los casos, pero que sin su tutela nos haría ser un grupo de seres incivilizados que campan a sus anchas.
Saber que es mejor caminar por nuestra derecha, que las cosas se piden por favor, que se da las gracias por casi todo … y otras 00093muchas pequeñas cosas hacen que nuestra vida sea mucho más agradable.
Pero como todas las reglas, leyes o normas, no solamente es suficiente con saber que existen, sino que hay que ponerlas en  práctica. A diario, en cualquier situación se puede ser cortés. No hay que desaprovechar ninguna ocasión por dos motivos: poner en práctica lo que nos han enseñado y a su vez dar un estupendo ejemplo a los que nos ven.
Gozar de un buen “tacto social” nos puede ayudar en multitud de situaciones, tanto sencillas como algo más complejas. Desenvolverse en los distintos ámbitos sociales debería ser una de las mejores asignaturas de nuestra enseñanza.
Puedes ser el que más conocimientos tenga de su profesión o carrera profesional, pero sin una buena dosis de “urbanidad” puede que sea la persona menos querida de su entorno. Saber agradar, comportarse de modo correcto en cualquier ocasión, mostrar nuestro mejor “barniz social” cual pavo real que muestra su majestuosa cola puede hacernos ganar la simpatía de todo nuestro entorno. Ese cariño se refleja en la actitud de las personas que nos rodean y se extraña cuando falta.
Por eso nos preguntamos ¿ qué es urbanidad ?. Saber convivir, saber agradar y saber estar, aderezado con un toque de estilo.

martes, 10 de mayo de 2016

PRUEBAS DEL SEGUNDO PARCIAL

PRUEBAS DEL SEGUNDO PARCIAL
RAZONAMIENTO LÓGICO

  1. ITEMS DE COMPLETAMIENTO
  2. ITEMS DE SELECCION MULTIPLE
  3. ITEMS DE RESPUESTA ALTERNATIVA
  4. ITEMS DE CORRESPONDENCIA
  5. ITEMS DE ORDENAMIENTO 

martes, 3 de mayo de 2016

EL LIBERTINAJE

EL LIBERTINAJE
 En la adolescencia se dan cuatro tipos de cambios: físicos, de valores, de hábitos y de deseos de libertad. En estas edades quieren comprobar todos los límites: aparece la guerra por la independencia que se manifiesta en rebeldía.


Surge también la negatividad. Se busca la resistencia a las normas y el retraso temporal en el cumplimiento de los deberes. Lo que quieren, lo quieren ya: presionan, miden, chantajean y aumentan la tensión. Aparecen las mentiras y se multiplican los conflictos.

Para que sean verdaderamente libres debemos ayudarles a forjar su voluntad. Serán más libres si se van dominando a sí mismos. Sin embargo, la adolescencia de caracteriza por todo lo contrario: la pereza, el desorden, desear hacer lo que les apetece sin pensar que pueden molestar a otras personas. Surgen así los conflictos de todo tipo, ¿por qué no puedo jugar con el ordenador? En vez de entrar en el conflicto, es mejor explicarle que molesta a su hermano.

Las personas libres hacen las cosas porque “les da la gana", no porque “les viene en gana”. Debemos explicar el porqué de lo que tienen que hacer y les ayudaremos a buscar las razones de sus actos para que consigan ser autónomos.


¿Libertad o libertinaje?

Gran parte de los adolescentes confunden la libertad con el libertinaje, con hacer lo que les viene en gana. En la libertad se da la responsabilidad y en el libertinaje el desenfreno. En este sentido se les puede explicar que la propia libertad acaba donde invade la libertad del otro.

 Libertinaje
Libertinaje es hacer lo que quieres más allá de las reglas, más allá del respeto, es actuar sin responsabilidad.
Libertad es la oportunidad de conducirte de forma consciente y aceptar la responsabilidad de las consecuencias de tus decisiones.
El libertinaje es definido por la Real Academia Española (RAE) como el desenfreno en las obras o en las palabras. Por extensión, el libertinaje está asociado a las violaciones morales y a la falta de respeto a la religión.
El concepto procede de libertino, que es la persona que malgasta su fortuna en juerga y diversión. Suele tratarse de un sujeto nihilista y ateo, que sólo se preocupa por buscar los placeres corporales.
El libertinaje es un abuso de la libertad física, psicológica o moral, y siempre resulta en hacer daño a alguien.
Las leyes justas y las reglas buenas se basan en lo que es verdaderamente mejor, para asegurar que vivamos en un ambiente de paz. El resultado de usar nuestra libertad para practicar la justicia y caridad será la paz, pero no hay paz en un ambiente de temor y vicio, que siempre es el producto del libertinaje
 

lunes, 2 de mayo de 2016

LA LIBERTAD EN AL ADOLESCENCIA

LA LIBERTAD E AL ADOLESCENCIA
En la adolescencia se dan cuatro tipos de cambios: físicos, de valores, de hábitos y de deseos de libertad. En estas edades quieren comprobar todos los límites: aparece la guerra por la independencia que se manifiesta en rebeldía.


Surge también la negatividad. Se busca la resistencia a las normas y el retraso temporal en el cumplimiento de los deberes. Lo que quieren, lo quieren ya: presionan, miden, chantajean y aumentan la tensión. Aparecen las mentiras y se multiplican los conflictos.

Para que sean verdaderamente libres debemos ayudarles a forjar su voluntad. Serán más libres si se van dominando a sí mismos. Sin embargo, la adolescencia de caracteriza por todo lo contrario: la pereza, el desorden, desear hacer lo que les apetece sin pensar que pueden molestar a otras personas. Surgen así los conflictos de todo tipo, ¿por qué no puedo jugar con el ordenador? En vez de entrar en el conflicto, es mejor explicarle que molesta a su hermano.

Las personas libres hacen las cosas porque “les da la gana", no porque “les viene en gana”. Debemos explicar el porqué de lo que tienen que hacer y les ayudaremos a buscar las razones de sus actos para que consigan ser autónomos.

¿Libertad o libertinaje?

Gran parte de los adolescentes confunden la libertad con el libertinaje, con hacer lo que les viene en gana. En la libertad se da la responsabilidad y en el libertinaje el desenfreno. En este sentido se les puede explicar que la propia libertad acaba donde invade la libertad del otro.

¿Qué es la libertad?

La libertad consiste en la combinación de la autonomía y la responsabilidad. Tener autonomía quiere decir ser capaz de hacer lo que uno cree que debe hacer. Somos autónomos si establecemos una relación entre nuestras acciones y los efectos que producen. La conciencia nos lleva al concepto de responsabilidad.

Responsabilidad

Debemos explicar a los hijos que la responsabilidad exige valentía. Cuando los adolescentes actúan diciendo "no sé si está bien o mal, pero me gusta", están intentando rehuir un compromiso, pero al final acaban atados a otro más doloroso: su propia flojedad.

A los hijos les ayudará el que les animemos a decidir en aspectos poco importantes, aunque se equivoquen. Irán haciéndose dueños de su libertad e irán asumiendo sus responsabilidades.

La rebeldía de la adolescencia debemos encauzarla haciéndoles ver que toda decisión tiene algo de riesgo y que no siempre vamos a tener seguridad absoluta.

Es importante animarles a ser resolutivos en sus decisiones y a cumplir lo decidido con prontitud, desde la hora de levantarse hasta el tiempo que van a dedicar a estudiar. Debemos evitar decidir todo por ellos. Al contrario, será conveniente dejarles espacio de libertad para desarrollar su responsabilidad y, a medida que sean más responsables, podremos aumentar esos espacios de libertad.


LA LIBERTAD RESPONSABLE

LA LIBERTAD RESPONSABLE
Es patente que la voluntad rechaza en ocasiones lo que la inteligencia presenta como bueno. Incluso el que aconseja bien puede no ser capaz de poner en práctica su buen consejo. En esos casos, para evitar la vergüenza de la propia incoherencia, el hombre suele buscar una justificación con apariencia razonable -las razonadas sinrazones de Don Quijote-, y se tuerce la realidad hasta hacerla coincidir con los propios deseos. El mismo lenguaje se pone al servicio de esa actitud con expresiones típicas: a mí me parece, esto es normal, todo el mundo lo hace, no perjudico a nadie, etc.
Todo acto libre es imputable, es decir, atribuible a alguien. Normalmente los actos pertenecen al sujeto que los realiza, porque sin su querer no se hubieran producido. Es el agente quien escoge los fines y los medios y, por consiguiente, quien mejor puede dar explicaciones sobre los mismos. Así, del mismo modo que la libertad es el poder de elegir, la responsabilidad es la aptitud para dar cuenta de esas elecciones. Libre y responsable son dos conceptos paralelos e inseparables, y por eso se ha dicho que a la Estatua de la Libertad le falta, para formar pareja ideal, la Estatua de la Responsabilidad.



Ejemplo de libertad responsable:
El miedo a la responsabilidad supone una visión desenfocada de la libertad, no apreciar que los compromisos atan pero a la vez protegen. Es bueno el compromiso que un médico tiene de salvar vidas humanas. Y es bueno para la sociedad, para sus pacientes y para él mismo, que se le pidan responsabilidades de ello. Si no se le pidieran, se fomentaría su irresponsabilidad. Y si fuera culpable, quedaría impune. El ejemplo vale para el abogado, el fontanero, el periodista, el arquitecto..., y para cualquier otra profesión y persona.